Jodeos. Jodeos mucho. Y jodeos aún más porque no llegáis a imaginar lo que os queda por sufrir.

No va a quedar uno solo de vuestros descendientes que no sufra tanto o más que vosotros, porque vais a ser siempre pobres, ignorantes y unos esclavos a los que, entre mis poderosos amigos y yo, os hemos pintado un trampantojo de libertad que os rodea y os envuelve hasta ahogaros en vacíos sueños materiales, como buenos consumidores que sois.

Por favor, y lo digo por vuestro bien, seguid preocupados por vuestros clubes deportivos más que por la realidad de la política, ni apartéis la vista de esos famosos de medio pelo a los que admiráis tanto como odiáis mientras continuamos moldeando las leyes y la justicia a nuestro antojo. No os merece la pena tomar el camino difícil. Tomad el dinero que os damos, callaos la boca y poned cara de niños buenos.

Pensad que podría ser peor, que podríais vivir en alguno de esos lejanos lugares en los que ni siquiera hay agua potable, donde la vida vale menos que el “smartphone” que usas, donde tu hijo pequeño se desharía en tus brazos de la hambruna, tu cónyuge sería asesinado o fuera violada delante de ti por un simple capricho; lugares a los que esta carta no va a llegar y donde los gritos y llantos de horror configuran la melodía del día a día. Así que mejor cállate la puta boca y sigue mirando hacia delante como los burros, pues todavía no te has librado de perder tu casa, tu familia y tus amigos, y vivir envuelto en cartones bajo un puente de alguna preciosa capital. Y eso en el mejor de los casos.

Somos dueños de una polisémica sociedad que evoluciona hacia donde queremos, cuando queremos y como queremos. No hay estado, trozo de tierra, religión, grupo armado, gobierno, comuna, colectividad o lo que sea, que se escape a nosotros pues, como bien sabéis, somos jefes de todo lo que os rodea.. Somos vuestros verdaderos dioses porque tenemos vuestro destino en nuestras manos y vuestros sueños en nuestros bolsillos pero, por favor, seguid creyendo en lo que os decimos desde la prensa, nuestras iglesias, mezquitas y todo tipo de templos, que así no seréis castigados en el más allá. Luego no digáis que no os hemos avisado.

¿Que por qué estoy tan seguro? Mirad a vuestro alrededor y decidme qué veis; observad las noticias y pensad. Sí, todo eso lo controlamos nosotros. Decidimos lo que queremos en nuestro propio beneficio y aunque lo podáis ver, nada va a cambiar porque nuestro dinero lo compra todo. Controlamos el FMI, la OTAN y cualquier cosa que tenga siglas y nos sirva para extender nuestro poder. Ponemos y quitamos a vuestros políticos porque son nuestros títeres y marionetas; controlamos todas las bolsas del mundo y el mejor ejemplo es que ganamos incluso cuando estas bajan; guardamos vuestros ahorros en nuestros bancos y os apretamos con intereses y comisiones; ordenamos guerras muy lejos de nuestras lujosas mansiones para que no nos molestéis durante vuestro sangrado; permitimos que las industrias armamentística y farmacéutica sean claves del poder a través del miedo que sentís; leéis nuestra prensa llena de periodistas comprados que os convencen sobre lo que tenéis que defender; os convencemos del tipo de educación que os conviene para que no penséis por vosotros mismos; y, por si esto fuera poco, a cualquier oveja que se aventure lejos de su rebaño y le dé por recapacitar (y lo que es peor, manifestarse) le pegamos un tiro, compramos un juez y un problema menos (entre las múltiples opciones que tenemos, pues tratamos de innovar). Nadie se acordará de él, ni nunca volverá a molestarnos.

Esto último iba dirigido especialmente a los idealistas, los soñadores y los libertarios. Vosotros, minoría de mierda, sois nuestro mayor entretenimiento, así que no os paséis de la raya. No hay que hacer nada más que daros un poquito de cancha para que penséis que estáis cerca de cambiar el mundo aunque, lo único que vais a conseguir es dejaros vuestra piel mientras algunos de vuestros conciudadanos se montan en el carro de nuestro sistema y viven mejor que vosotros. Pero seamos sinceros, es mejor esto que el balazo en la sien, ¿no creéis?

Aunque hay salvación. Vuestras vidas podrían ser mucho mejores, casi tanto como las nuestras. Únicamente tenéis que ser camaleónicos, acostumbraros a tragar lo que os digamos, a contar mentiras en forma de promesas, a vender humo como si fueran sueños, o a llevar a cabo aquello que os mandemos y de la manera que os exijamos. Hemos construido esta dictadura económica mundial vestida de democracia y globalización gracias a las relaciones personales basadas en el nepotismo, el “borreguismo” y el «lameculismo», así que siempre habrá hueco para ti si estás interesado/a. ¿Acaso tus ideales te dan de comer?

Nos sentimos muy orgullosos de que juguéis a lo que queramos. Os trazamos diferencias basadas en vuestro color de la piel, religión, clase social o bandera, os empapamos de conceptos que no comprendéis ni queremos que lo hagáis. Cuanta más mierda os traguéis por los medios de comunicación, más manejables vais a ser. Esas identidades que tanto defendéis son nuestra mayor creación, basadas en convencionalismos sociales que nosotros modificamos a nuestro antojo, consiguiendo que os peleéis, os odiéis y os matéis entre los pobres, mientras nos hacemos más ricos con vuestro sudor. Y lo mejor de todo es que la mayoría de vosotros nos seguís admirando, deseáis ser como nosotros y aplaudís la pequeña limosna que os damos a través de nuestras fundaciones u otros cauces, lo cual nos sirve para lavar nuestra imagen.

Agachad la cabeza, seguid siendo felices los días que nosotros os digamos (que tenéis que comprar regalos) y, por favor, dejad que os sigamos jodiendo. Es mejor esto que la incertidumbre y el desconcierto de no pertenecer a nada y morir en soledad.

Encended los televisores y apagad vuestras mentes, que todavía tenemos mucho que exprimiros.

Firmado:

Uno de los poderosos.

gargantua

Gargantúa, de Honore Daumier.

15 de diciembre de 1831.

La Caricature.

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Acento cultural, número 4, enero 2015, ISSN: 2386-7213

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