La Factoría de Papel acoge en estos días una deliciosa muestra que expresa perfectamente la importancia y la capacidad del acto de dibujar. Muy posiblemente, pocas veces el continente y el contenido han estado en tan buena sintonía como el espectador puede percibir en la exposición.

Madrileño, Jorge Arranz (1956), licenciado en Bellas Artes y Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, dibujante, pintor e ilustrador en revistas como Madriz y Cairo y, en diarios como El País. He aquí al protagonista de la muestra que lleva por título Babel, las ciudades de Arranz.

¿Por qué este título? Como nos cuenta el propio protagonista: “dibujar es un oficio más que una profesión y que, como tal, cumple una función social: la de unir a los hombres. Este es el punto de conexión con la metáfora de la Torre de Babel: El dibujo es un lenguaje que todo el mundo entiende y los que construyeron la Torre de Babel hablaban la misma lengua”.

BabelArranz

Babel, de cuyo nombre procede la ciudad conocida como Babilonia, fue un lugar y un momento del mundo relatado desde la cosmogonía judeocristiana como un castigo divino por la construcción de una torre homónima (asociada tradicionalmente al “Etemenanki”, el zigurat de Babilonia, cuya traducción se interpreta como “la mansión de lo alto entre el cielo y la tierra”):

1Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.

Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí.

Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.

Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.

Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.

Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.

Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.

Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.

Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra”[1].

[1] Génesis 11:1-9.

La confusión que supuso la “creación” (según esta religión) de los distintos idiomas explica la imposibilidad de entenderse entre las personas con diferentes lenguas. Pero aquí, en la muestra Babel, no posee el significado negativo, sino el positivo. Aquel lugar común en el que todo hombre y mujer se entendían mediante un lenguaje universal, el cual es expresado por Jorge Arranz como el dibujo. El bosquejo como medio de conocimiento y forma de aprendizaje. Mediante sus líneas desarrolla un viaje por las ciudades, urbanas o rurales, transmitiendo sus sentimientos a todo aquel que las disfruta. Pero, sobre todo, cómo el autor la convierte en la metáfora perfecta de una vía de transmisión universal para la humanidad: la lengua más antigua capaz de traspasar todas las fronteras creadas por el mismo hombre.

“Dibujo cuadernos para aprender y comprender lo que veo”, nos dice Jorge. Sus Cuadernos de Viaje, particular visión analítica de las ciudades, son la base de esta exposición donde expresa su particular estilo, agradable a la vista como puerta a la imaginación para que se recree en nuestras mentes los momentos retratados.

El aparente caos espontáneo de trazos se configuran ordenadamente cuando nuestros ojos reconocen elementos y vemos tal o cual edificio, percibiéndose así la intencionalidad del artista, fundamentándose así el entendimiento con Arranz, quien define su estilo bajo el principio: “menos es más”.

No es la ciudad la que retrata, sino la sensación que le provoca ese momento y lugar de la misma. Con ello, consigue con brillante mano una representación fiel de la realidad que, por sí misma, se va transformando en una elegante caricatura de la sociedad contemporánea. Una ironía a la hora de empuñar el instrumento dibujante que lo ha venido acompañando durante todos sus trabajos, pero especialmente notable en Babel, las ciudades de Arranz.

Más allá de las serigrafías y estampas digitales que se presentan editadas por el hábil Manuel Gordillo Carreiro (carpeta de 4 serigrafías a 3 tintas, 35×25 cm, papel Somerset White 330 g, 50 ejemplares; estampas digitales, papel de algodón  del moli de Vendrell 250 g tiradas de 50 ejemplares Skylines 119 x 29,5 cm; el resto 56 x 76 cm: «Skyline Barcelona», «Skyline Madrid», «New York» y «Babel»), podemos hojear sus cuadernos: San Sebastián, Bilbao, el Teatro Real, Sevilla, Torrelodones, etcétera. Todo ello empapado de una reconocible ilustración personal y con carácter.

Para Jorge Arranz las palabras pierden todo significado real y es el lápiz y papel los únicos instrumentos capaces de crear el camino hacia el completo entendimiento de las personas. Los trazos son poderosos y, al fin y al cabo: “el dibujo […] es lenguaje, y como tal, es conocimiento”.

Jorge Arranz

Jorge Arranz

Ana Belén Blanco Casero.

Ricardo Ortega Olmedo.

La Factoría de Papel.

22 de octubre al 17 de noviembre de 2015.

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Acento cultural, número 16, noviembre 2015, ISSN: 2386-7213

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