A todos nos suena el nombre de Eduardo Galeano, cronista contemporáneo de América Latina y longevo autor de una generación de mentes brillantes conocidas a nivel mundial por protagonizar el auge de la novela hispanoamericana, amigo y coetáneo de artistas como Mario Benedetti, Juan Gelman o Julio Cortázar. Sin embargo, pocos sabrán que vivió profundamente enamorado de una mujer, la tercera con la que contrajo matrimonio, engranaje de muchas de sus obras y fuente de inspiración constante en sus libros, hasta el punto de intercalar sueños que ésta tenía por la noche en algunas de sus composiciones. Hablo de Helena Villagra, una mujer a la que no ponemos cara pero sí podemos ver el alma gracias a los escritos de Galeano.
El autor de El libro de los abrazos hablaba con su mujer nada más comenzar su vigilia, y se sentaba a escuchar cómo había pasado la noche, cómo hablaba de su inmersión en el mundo onírico que tanta fascinación provocaba en él. Ella le contaba los fragmentos que recordaba con los ojos a medio abrir, aún desorientada por el fin de la noche y el inicio del nuevo día en el que todavía no se había ubicado del todo. El propio autor dirá sobre estos instantes:
“Helena me humillaba cada mañana, a la hora del desayuno, contándome sus sueños prodigiosos. Ella entra en la noche como en un cine, y cada noche un sueño nuevo la espera. Mientras ella cuenta, yo bebo mi café en silencio. Más me vale callar. Los pocos sueños míos que consigo recordar son de una bochornosa estupidez. Para vengarme, escribo los sueños que ella vuela. Aquí están, reunidos, fugitivos de las páginas de mis libros que ellos, los sueños, han mejorado tanto”.
Esto no sería especialmente llamativo (todos los escritores toman de su realidad grandes fragmentos para crear ficción, pues ¿qué mejor fuente de inspiración que lo cotidiano para dar rienda suelta a cualquier expresión artística?) si no fuera porque el autor creó un libro que reunía todos estos viajes nocturnos de manera específica y detallada, sin apenas artificio, buscando la esencia de los sueños que ocupaban la realidad de su amada durante la noche. El fragmento arriba representado sirve como prólogo y apertura de un libro que la editorial El Zorro Rojo ha rescatado recientemente del olvido e ilustrado con las inspiradoras obras de Isidro Ferrer. Como guinda del pastel, cabe decir que esta edición (2011) cuenta con un cuento especialmente concedido a la editorial por el propio Eduardo antes de su muerte (ocurrida el 13de Abril del presente 2015).
El pasado 22 de Octubre tuvo lugar una lectura-homenaje a Eduardo y a Helena en La Central de Callao, en donde diversas personalidades relacionadas o influenciadas por la obra del uruguayo leyeron cada uno de los sueños de Helena y compartieron emotivos recuerdos vividos junto a esta mágica pareja de cronopios, como bien podría decir su amigo Cortázar. Entre las personalidades más destacadas cabe mencionar a los ilustradores Emilio Urberuaga, Isidro Ferrer o Javier Zabala, acompañados por personalidades destacadas del mundo editorial.
Los sueños de Helena es una de esas obras que pasan desapercibidas en la trayectoria de un escritor por no ser ni la más famosa ni la más lograda, pero que se convierte en inolvidable para los que se acercan a ella. Inocente, sencillo, soñador y, sobre todo, enamorado de su mujer y de lo que ésta albergaba, leer esta obra es acercarse desde un punto de vista privilegiado al corazón del autor que mejor ha sabido combinar las emociones con la prosa de calidad.
Elena Llera Sánchez.
«Los sueños de Helena», de Eduardo Galeano by Elena Llera Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Acento cultural, número 16, noviembre 2015, ISSN: 2386-7213
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