“No quieras mirar por el agujero, porque verás tu mal el primero”.
La novela juvenil “Corazón de robot” está escrita a cuatro manos por Andrés Rubio y Use Lahoz, a las que se suman las de Miki Lowe para ilustrar algunos de los pasajes del volumen editado por Mad Libro.
En sus páginas Kenzo, un chico de 14 años enamorado de Japón, conoce a Patricia, una chica idéntica a Nico Robin, la heroína de su serie favorita de animación (anime), titulada ‘One Piece’. Otros cuatro adolescentes, Yoli, Almendra, Gonzalo y el Cani, han llegado como ellos desde la ciudad a un campamento de verano para aprender inglés. Allí pasan cinco semanas en medio de las montañas, en las que evolucionarán dentro de una atmósfera a medio camino entre “La llamada” y “Física o química”. La construcción de los personajes es la principal pieza del engranaje, pues son ellos quienes tejen las aventuras que salpican de frescura cada acontecimiento, en un texto que ha sido cincelado a base del testimonio de 15 adolescentes a quienes va dedicado el libro.
La historia se despega de lo que el lector está esperando, según avanza este enredo coral, a través de capítulos cortos con un ritmo imparable que impide desconectar de las acciones. Los personajes orbitan alrededor de Ms. Kerrigan, la interesante y apurada mujer que dirige una escuela de idiomas a las afueras del típico pueblo que abre sus brazos en verano a quienes quieran pasar unas vacaciones idílicas. En el relato aparecen lugares como el estanque del río, al que los autores sacan partido narrativo cuando los protagonistas acuden allí para bañarse y viven experiencias que les marcarán.
“Corazón de robot” rezuma recuerdos de aquel verano agarrado a la memoria de quienes vivimos ya la adolescencia, lo que amplía a cualquier rango de edad su lectura en un proceso de identificación personal o amistosa con los protagonistas. En esta novela donde no todo es lo que parece podemos apreciar el lastre social que queda cuando nos dejamos llevar por las apariencias al juzgar a personas desconocidas: Kenzo parece el típico friki, Patricia la chica perfecta, Yoli una poligonera, el Cani el graciosillo presente en cada grupo que se tercie, Gonzalo el chulito y Almendra la sensible. Sus interacciones les pondrán varios espejos nuevos en los que mirarse (un umbral que al ser traspasado les devuelve imágenes desconocidas de sí mismos), mientras que giran guiados por el viento de la juventud en pasajes y recovecos que recorren o a los que se asoman con sorpresa.
Pero “no quieras mirar por el agujero, porque verás tu mal el primero”. Así, salen a flote aspectos de la condición humana como la rivalidad, la ira o los celos. Aunque también la solidaridad, y la amistad como gran conquista. Estos rasgos enriquecen la trama, a la vez que generan temas transversales, por ejemplo el ecologismo, la música y el teatro, que les hacen crecer como personas, o la tecnología y la posibilidad del abuso a través de ella, lo que les produce inquietud y les plantea graves desafíos. Todo en un ambiente marcado por la convivencia y las ganas de entendimiento (en una naturaleza que cálidamente los arropa), tan necesarias en la sociedad actual.
“Corazón de robot”, novela juvenil de Andrés Rubio y Use Lahoz, con ilustraciones de Miki Lowe. Editorial Mad Libro (madlibro.com). Diseño: Diego Lara. 231 páginas. 18 euros. Distribuido por La Rueda.
Antonio Maldonado Muñoz.
Corazón de robot: Recuerdos de aquel verano. by Antonio Maldonado Muñoz is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International License.
Acento Cultural, número 39, Enero 2018, ISSN: 2386-7213.
[El contenido de esta página web, imágenes y datos, son propiedad de sus autores. Corresponde a ACENTO y a sus autores los derechos de explotación de este contenido registrado bajo nuestra publicación digital con ISSN: 2386-7213. Este material está protegido con la Ley de Propiedad Intelectual y su difusión total o parcial está permitida siempre y cuando se cite el enlace de esta web o la autoría de los creadores. Muchas gracias.]