Tito Flavio Vespasiano, fundador de la dinastía Flavia tras la guerra civil que sucedió a la muerte de Nerón e impulsor de la construcción del Anfiteatro Flavio, comúnmente llamado Coliseo, fue, antes que emperador, un hombre curtido en los campos de batalla que supo adaptarse a las circunstancias impuestas por sus predecesores.

Busto-de-Vespasiano-(wikimedia-commons_web

Vespasiano vino al mundo en el año 9 d.C (el mismo año de la derrota de Teutoburgo) en Falacrina, un lugar pequeño en el centro de Italia. La madre del futuro emperador, Vespasia, tenía un hermano que llegó a ser senador. Su padre, perteneciente a la clase ecuestre, hizo su fortuna como prestamista y recaudador de impuestos. Así mismo, Vespasiano tenía un hermano mayor, Tito Flavio Sabino.

Su carrera pública se inicia en el año 36, cuando tenía veintisiete años, formando parte del ejército romano en Tracia, donde sirvió en calidad de tribuno, un alto oficial. A partir de ese momento sus nombramientos fueron constantes. Desempeñó el cargo de cuestor en Creta y Cirene.

Vespasiano se casó con Flavia Domitila, perteneciente también al orden ecuestre, y con ella tuvo dos hijos, los futuros emperadores Tito y Domiciano, y una hija, Domitila Menor. Madre e hija murieron antes de que Vespasiano alcanzase el trono imperial, y desde entonces tuvo por amante a Antonio Cenis, a quien quiso mucho, pero con la cual nunca contrajo matrimonio.

La carrera pública de Vespasiano dio un vuelco cuando el emperador Claudio decidió invadir Britania, nombrándolo legatus, comandante, de la afamada legión II Augusta. Fue en Britania donde el ya comandante alcanzó grandes cotas de popularidad.

Vespasiano, el militar.

Claudio necesitaba ganar prestigio ante el pueblo y el Senado para afianzarse en el poder. En Roma, no había mejor manera de hacerlo que con una victoria militar sobre un enemigo extranjero. El emperador encontró en Britania el escenario perfecto para sus planes. Militarmente, era un objetivo asequible y las disputas internas que mantenían los britanos le brindaban la excusa perfecta para intervenir. Económicamente algunos autores lo han considerado un error. A pesar de todo, Claudio puso cuatro legiones con sus tropas auxiliares (unos cuarenta mil hombres) bajo la dirección del general Aulo Plaucio. Al mando de una legión, la II, se encontraba Vespasiano, y su hermano Sabino ostentaba el mando de la IX.

Los britanos estaban organizados en tribus, o clanes, que a menudo rivalizaban entre sí. Sus fuerzas no eran rival para la máquina de guerra romana y las tropas invasoras libraron dos batallas a gran escala antes de hacerse con el control del sur de Britania. La primera en el río Medway y la otra en el Támesis. Al término de la campaña los romanos, en las orillas del Támesis, deciden fundar una nueva ciudad con el nombre de Londinium. A pesar de estas claras victorias los britanos seguían empecinados en hacer frente a los romanos y Vespasiano recibió la orden de marchar con su II legión al oeste con el objetivo de someter a los insurrectos. Vespasiano cumplió sobradamente con sus órdenes. En palabras de Suetonio, Vespasiano derrotó a dos tribus, libró una treintena de batallas, conquistó veinte fortalezas y conquistó la isla de Vectis, donde encontró una resistencia feroz.

Tras la conquista de Britania  la carrera política de Vespasiano atravesó un período de altibajos en el que incluso llegó a retirarse por un tiempo de la vida pública. Desde luego, en la Roma que gobernaba Nerón lo mejor era pasar desapercibido. En el año 63 d.C Vespasiano es designado gobernador de la provincia romana de África. Tras desempeñar este cargo (en el que según la fuente que consultemos estará bien desempeñado o no) viaja a Grecia acompañando al César Nerón. Aquí Vespasiano perdió el apoyo imperial, según parece acusado de no mantener un nivel de atención suficiente ante los conciertos de lira del emperador.

Oriente y la guerra civil.

En el año 66 Vespasiano es el elegido de Nerón para sofocar la revuelta de los judíos que amenazaba con extenderse más y más, habiendo incluso asesinado a un gobernador romano. Vespasiano enseguida se puso a la cabeza de su ejército y pasó a la ofensiva. Para cuando Vespasiano asumió el mando y dispuso sus legiones, los sicarios y zelotes (los segmentos rebeldes de los judíos) ya había cosechado importantes triunfos sobre los romanos. Pronto recuperó el control de la región y obligó a los judíos a replegarse a Jerusalén, ciudad que rodeó y sometió a un violento asedio.

Sin embargo Vespasiano no llegaría a concluirlo, ya que tuvo que delegar el mando de las operaciones en su hijo, Tito, a causa del estallido de la guerra civil que siguió a la muerte de Nerón en el año 68.

Al final de su mandato, el emperador se había vuelto muy impopular y el ejército dejó de apoyarle. Nerón terminó suicidándose con ayuda de un esclavo. En ese estado de las cosas varios hombres trataron de usar sus propias legiones, para rebelarse e intentar hacerse con el poder. El primero de estos hombres fue Galba, quien se sentó en trono de Roma durante unos pocos meses, su política de recortes no le hizo demasiado popular y además el ejército estaba descontento. La situación desembocó en una nueva usurpación, en esta ocasión a manos de hombres a la vez, Marco Salvio Otón y Aulo Vitelio. El Senado de Roma reconoció al primero, pero apenas pudo ejercer el gobierno pues Vitelio, al mando de las legiones de Germania, marchaba hacia Roma. Las fuerzas de Otón y Vitelio se enfrentaron en Bedriacum, batalla que perdió el emperador Otón. Tras este revés, y a pesar de contar con fuerzas aún suficientes para continuar con la guerra, Otón decidió zanjar el conflicto y reconocer su derrota. Se retiró a su tienda, donde se clavaría una daga que acabaría con su vida. Antes de morir, Dión Casio nos cuenta sus últimas palabras: “Es más justo morir uno por todos, que todos por uno”.

Otón era querido por sus tropas, y parece ser que muchos de los legionarios que le seguían se suicidaron también arrojándose a una pira.

Vitelio era ahora el dueño de Roma. Las fuentes clásicas, en especial Suetonio, lo pintan como una persona cruel, que se dedicaba casi exclusivamente a celebrar banquetes fastuosos. Esto llevó al tesoro imperial prácticamente a la bancarrota y cuando los acreedores comenzaron a pedir el dinero que se les debía Vitelio hizo ejecutarlos. Fueron muchas las personas asesinadas en los pocos meses que ocupó el trono.

Y durante este tiempo ¿Qué estaba haciendo Vespasiano? Las legiones de oriente, ante tal situación, decidieron tomar parte en el grave problema político romano. Eran legiones experimentadas, cuyos miembros llevaban muchísimo tiempo combatiendo contra los judíos y los partos, en ocasiones. Aquellas legiones proclamaron emperador a su comandante, Vespasiano. Vespasiano había realizado un trabajo excepcional ante la revuelta judía, y aunque aún no había logrado someter Jerusalén, la rebelión estaba sentenciada. En lugar de marchar directamente sobre Roma, el comandante decidió que lo mejor era asegurarse el control del grano que abastecía a la población de la capital y para ello se dirigió a Alejandría, de donde partía buena parte  de ese preciado grano. Además, el gobernador de Siria, Muciano, avanzó hacia Italia con parte de las fuerzas romanas para cercar a Vitelio.

Vespasiano dejó algunas legiones al mando de su hijo Tito para concluir con la misión de tomar Jerusalén. Ya pensaba como un emperador, y Jerusalén jugaba un papel clave en su política de futuro.

El golpe de gracia a Vitelio llegó cuando las legiones del Danubio, al mando de Antonio Primo, se unieron también a Vespasiano  y marcharon al sur, donde libraron batalla de nuevo Bedriacum. Allí, donde había triunfado Vitelio, ahora sufrió una derrota apabullante. Las calles de Roma eran un hervidero de enfrentamientos entre los ciudadanos y los soldados del emperador, que además veía impotente como las legiones de oriente y del Danubio se aproximaban. Cuando el ejército de Vespasiano entró en Roma, Vitelio fue asesinado.

La victoria estaba del lado de Vespasiano, pero le salió cara. Su hermano, Sabino, murió durante los enfrentamientos en la calles, y su hijo Domiciano a punto estuvo de correr la misma suerte.

Tito Flavio Vespasiano era el emperador, se había hecho con el trono de Roma tras un año de guerra civil. El nuevo César no iba a ser un gobernante efímero, como sus tres predecesores. Acababa de nacer una nueva dinastía que traería un nuevo episodio en la historia de Roma: la dinastía Flavia.

El Imperio romano durante la guerra civil (wikimedia commons, Steerpike y Andrei Nacu)

Daniel Cuadrado Morales.

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Vespasiano, el ascenso de un César (I) by Daniel Cuadrado Morales is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International License.

Acento Cultural, número 44, Julio 2018, ISSN: 2386-7213.

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