Presentación del libro de Mario Herrero: «La vida de Steven Dwain».
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La Biblioteca Municipal de Tomelloso «Francisco García Pavón», tuvo el detalle de invitarnos a presentar a este joven autor, el día 14 de abril del año 2012. Aquí tienen el texto:
«La vida de Steven Dwain, se presenta como una novela policíaca ingeniosa, que al mismo tiempo parodia el cine y la cultura hollywoodiense a través del omnipotente Steven (protagonista del libro). Steven es el perfecto inspector, inteligente, atractivo, fuerte… Posee la agudeza y el instinto para resolver cualquier caso. En esta ocasión tendrá que resolver el propio boicot en su contra que se ha organizado por los mayores criminales de Marble City que desean la muerte de Steven Dwain a toda costa. En este boicot encontraremos el papel esencial que desempeña el autor dentro del propio relato. Esta novela por ello, nos sorprende gratamente, por su doble carácter en su transcurso, que será interesante que comentemos.
Lo primero que este libro nos ofrece es una novela policiaca mezcla de diferentes influencias del mundo del cine, la sociedad de consumo y de otras obras literarias escritas de este género. Según los principales estudios literarios, podemos considerar a Edgar Allan Poe (1809-1849) como el principal precursor de la novela policíaca gracias al relato de 1841, Los crímenes de la calle Morgue, debido a que ésta es la primera obra que reúne las principales características de este género, a pesar de que autores anteriores comenzaron a sentar las bases del mismo. Las siguientes obras de Poe reforzaron esta tesis. De hecho, Auguste Dupin, el personaje creado por este autor y que aparece en tres de sus obras fue la base e inspiración del que, es considerado como el gran estereotipo de detective, Sherlock Holmes, creado por Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930), protagonista de cuatro novelas y cincuenta y seis relatos de ficción.
En el caso español, escritores como Benito Pérez Galdós (La incógnita, 1889); J. Belda (Una mancha de sangre, 1915); o A. Fernández Arias (El vampiro rojo, 1931) fueron los primeros que cultivaron este género en nuestro país.
En el primer tercio de siglo surgen igualmente colecciones de similar contenido (»Detectives», «Enigma», «Biblioteca Oro»), en las que se editan novelas de crimen y relatos policíacos elaborados según el modelo de la novela de enigma, lo que refuerza la contextualización en nuestro país de los más misteriosos crímenes. De hecho aquí en Tomelloso tenemos la fortuna de tener a Francisco García Pavón y a su conocido protagonista, Plinio, como jefe de Policía Municipal de Tomelloso de aguda intuición para la resolución de los casos más inexplicables. Personaje que fue llevado a la pequeña pantalla hace 40 años, a todo color y bajo la dirección y guión de Antonio Jiménez Rico, y teniendo como al otro guionista al conocidísimo José Luis Garci. Nuestro Plinio es considerado a medio camino entre novela policíaca y novela costumbrista debido al fiel retrato del Tomelloso que conoció y que supo de él a través de sus familiares y amigos de mayor edad, configurando una serie de relatos de sencilla lectura, cargados de una honda pasión por su tierra, en el que el avance de la trama se configura según los principios básicos de este género detectivesco.
“La vida de Steven Dwain” bebe de la tradición y Mario Herrero resuelve con inteligencia el conflicto de esta historia. Primero nos plantea un caso indescifrable, el nudo, el misterio… Una ciudad como la de Marble, en la que los villanos entorpecen la vida del ciudadano honrado y los policías no son lo suficientemente competentes para afrontar los conflictos, y aquí aparece Steven: observador, culto, inteligente, amante de la ciencia y con el incentivo de ser tremendamente atractivo… (Lo tiene todo). Las investigaciones que nos presenta la historia siguen el canon de este tipo de género: el protagonista resuelve los casos a través del proceso de observación, análisis y deducción; con el añadido de pequeñas dosis de violencia donde el protagonista también demuestra su gran capacidad física y su tremendo poder de supervivencia…. ¿Qué pasa con Steven Dwain? ¿Todo es perfecto? Y esta pregunta es la que nos lleva al segundo carácter de esta historia…
Esta novela no es solamente una novela policiaca. Es el cuestionamiento de un creador ante la posible perfección. Mario Herrero nos sumerge en la historia, nos hace movernos tras su protagonista, fundiendo páginas y páginas para seguir su pista, y mientras el autor juega con todos, tanto como con sus personajes como con el lector, obteniendo como resultado esta especie de parodia del género detectivesco que al mismo tiempo se reivindica; pues parece a ver una crítica contante al modelo hollywoodiense y sociedad de consumo actual ya que se ansia profundizar ante la superficialidad y la imposible perfección. De este modo el autor se entromete en medio como un paréntesis, en cursiva.
Un rasgo muy significativo son las constantes referencias filosóficas que encontramos, dejando al descubierto el carácter de indagación y experimentación del autor. La obra de Mario Herrero es Dwain, es el personaje que ha creado y que al mismo tiempo rechaza; es algo característico un el creador y comparte esta experiencia con el lector: La dificultad de destruir tu propia obra, odiarla y amarla porque es parte del mismo, inevitablemente la invención del escritor lo hace crecer.
La escritora brasileña Clarice Lispector utiliza este recurso de entrometerse como autora entre sus obras, pero no de la misma forma, ya que Clarice escribe una prosa poética, y su voz es parte de la poesía que escribe. No es un personaje más, si no un verso de unión.
Una obra que podría asemejarse a este ingenioso recurso utilizado por Mario Herrero, es la obra de “Seis personajes en busca de autor” de Luigi Pirandello, una obra de teatro en la que los actores se rebelan contra el director. Fue estrenada en Italia en 1921 y tuvo su primera publicación en 1926. El recurso en la obra de Pirandello es diferente, pero existe una similitud en el propósito, el cuestionamiento y el juego entre lo interior y lo exterior, siendo también una puerta abierta al lector/espectador que rompe las barreras entre realidad y ficción. El mismo Pirandello afirmaba que los personajes, sin embargo, ya existentes en su mente, eran “criaturas de mi espíritu, estos seis estaban ya viviendo una vida que era de ellos y ya no mía, una vida que no estaba en mi poder negárselas”.
También encontramos en la película “La rosa púrpura del Cairo” (1985) de Woody Allen. Esta película nos recuerda concretamente al caso de Steven Dwain en el libro, ya que uno de los personajes de la película que dentro de la misma película se proyecta, escapa de la pantalla y se sumerge en la realidad. El personaje es perfecto, es un héroe y un galán con las mujeres. A lo largo del film damos cuenta de que este personaje no puede mezclarse como un individuo más, ya que su naturaleza es superficial y todos desean que vuelva a la película. Si comparamos al personaje con el de Steven Dwain, encontramos ese rasgo común de superficialidad, el personaje no tiene un carácter psicológico profundo, porque Mario Herrero quiere poner en evidencia a ese superhéroe que sobrevive pero que es inexplicable.
Como conclusión, “La vida de Steven Dwain” es un libro que aparentemente puede parecer un libro de novela policíaca, pero en realidad tiene un trasfondo más profundo por su contante cuestionamiento y juego con dos realidades: La de su imaginación y su propia voz de autor. Es un primer paso valiente hacia una línea de autor, Mario no solo aspira a escribir un buen libro tradicional, si no que nos invita a sorprendernos y al cuestionamiento».
Clara López Cantos.